sábado, 31 de octubre de 2009

HISTORIADOR GONZALO VIAL CORREA


Fuente: El Mercurio 31-10-2009.

Autor de la Historia General de Chile (1891-1973):
Falleció Gonzalo Vial, historiador, educador y periodista de vasta influencia

Académico, columnista y ex ministro de Educación, fue miembro de la Comisión Rettig y de la Mesa de Diálogo. Creó la Fundación Barnechea, que entrega educación de calidad competitiva a sectores de extrema pobreza.


A los 79 años de edad falleció, en la madrugada de ayer en Santiago, el destacado historiador, educador, periodista, abogado y ex ministro de Educación, Gonzalo Vial Correa, autor de la más importante historia general de Chile de 1891 en adelante, así como de numerosas monografías sobre instituciones clave del acontecer nacional, además de señaladas biografías de Arturo Prat, Jorge Alessandri, Salvador Allende y Augusto Pinochet, entre otros, y recientemente, de la que sería su última investigación: "Agustín Edwards Mac Clure" (en la foto), libro con su visión de este periodista, diplomático y político en el marco de los primeros 40 años del siglo XX.

Gonzalo Vial nació en Santiago en el seno de una familia católica y tradicional. Casado con María Luisa Vial Cox, fue padre de siete hijos: Ana Teresa, Loreto, María Luisa, Gonzalo, Francisco, María Paz y Pedro. Hermano del ex rector de la Universidad Católica Juan de Dios Vial, heredó la inquietud intelectual de su abuelo materno, quien poseía más de 11 mil libros en su biblioteca.

Tempranos éxitos

De inteligencia brillante, luego de sus estudios en los Padres Franceses y máximo puntaje en bachillerato, cursó Derecho en la Universidad Católica de Chile, donde obtuvo el Premio Tocornal como mejor alumno de su promoción. En 1957 su memoria "El africano en el reino de Chile" ganó el Premio Miguel Cruchaga Tocornal, de la Academia Chilena de la Historia.

Discípulo destacado de Jaime Eyzaguirre, desempeñó como él la cátedra de Historia del Derecho en la Universidad Católica. Más tarde, ejercería como profesor de Historia Social de América y de Chile en la Escuela de Sociología de esa casa de estudios, y como Decano de Historia en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, y Decano de la Facultad de Educación de la Universidad Finis Terrae, en la cual se gestó el importante centro de documentación histórica contemporánea CIDOC. Últimamente hacía clases en la Universidad de los Andes y colaboraba en el consejo asesor del proyecto "Chile en Cuatro Momentos" de "El Mercurio", Enersis y la Universidad de los Andes.

La columna de La Segunda y su tarea periodística

Periodista colegiado, Vial destacó con igual brillo en el ámbito de las comunicaciones. Fue fundador de las revistas Portada y Qué Pasa y ejerció la dirección de ésta entre 1971 y 1976. Durante un breve lapso fue redactor de "El Mercurio" en la década del setenta, pero, a partir de 1981, su expresión periodística se volcó en su influyente columna de los días martes en el diario La Segunda, en la cual, a página desplegada, desarrolló sin faltar una semana, y por casi veintiocho años, un magisterio de vasta influencia en los asuntos públicos, en que fue particularmente crítico de la mediocridad de la educación chilena, su preocupación dominante en los últimos cuarenta años de su vida, y de la atención prioritaria que merecía la solución de la extrema pobreza.

En el gobierno de Ibáñez

En el plano político, y en plena juventud, fue secretario de Jorge Prat Echaurren en el innovador Ministerio de Hacienda del segundo gobierno de don Carlos Ibáñez del Campo. Vial siempre mantuvo su independencia política, aunque declarándose afín a la derecha. Él mismo explicó por qué no se dedicó a la política activa: "Nunca he tenido ni gusto ni aptitud para ser político. No tengo ni la intuición ni la audacia ni la ambición. Los análisis puramente racionales no funcionan en política y mi interés por ella es esencialmente histórico. La historia sí me atrajo desde siempre".

Ministro de Educación

Entre diciembre de 1978 y el mismo mes de 1979, se desempeñó como ministro de Educación del régimen militar, y en esas funciones intentó encarar una renovación profunda para superar los males críticos de la educación chilena. Vial ejecutó la "Directiva Presidencial" sobre educación, la cual contuvo instrucciones precisas y plazos definidos para reformar los tres niveles de enseñanza. Fue impulsor de un proyecto de ley para designar a las autoridades de la educación superior por parte de los cuerpos académicos y además definir los objetivos, relaciones y derechos de las universidades.

En su breve período, llevó adelante la creación del Premio Nacional de Educación. Además, estimuló el mejoramiento de la educación particular y el de las escuelas técnico-profesionales. Participó en la extensión del programa de las bibliotecas escolares y en el aumento de la cobertura para becas. Pero su legado más importante fue la gran campaña de alfabetización que se llevó a cabo a lo largo de todo el país en 1980, de la que fue activo impulsor. Tuvo también el reconocimiento internacional al ser nombrado en octubre de 1979 Primer Vicepresidente del Congreso de Ministros de Educación de Iberoamérica y España realizado en Madrid.

Debido a la crisis del gabinete civil del que formaba parte -y acatando presiones de sectores poderosos en la educación pública- , Pinochet le pidió la renuncia. Sólo una vez volvió Vial a ver al ex mandatario, en un lanzamiento editorial, pero esta distancia no lo privó de la objetividad con su figura histórica -blancos y negros- de que hace gala en su celebrado estudio biográfico sobre el ex Presidente, editado por El Mercurio-Aguilar.

Comisión Rettig y Mesa de Diálogo

Como periodista, y desde la primera hora en la revista Qué Pasa, estuvo siempre alerta sobre los graves atropellos a los derechos humanos en que incurrían los organismos de seguridad. Durante su desempeño ministerial fue acusado constitucionalmente, junto a otros dos ministros, por el ex jefe de la DINA, Manuel Contreras. En 1985 fundamentó por qué la responsabilidad política de estas violaciones recaía en el Presidente de la República.

Tras el plebiscito y la llegada a La Moneda de Patricio Aylwin, fue invitado a integrar la Comisión Rettig, que investigó seriamente las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el gobierno castrense, en la cual durante nueve meses volcó un trabajo riguroso y de gran sacrificio.

El 21 de agosto de 1999, cuando se constituyó la Mesa de Diálogo, volvió a ser convocado por La Moneda. Esta vez se trataba de hacer todo lo posible para que los familiares de las víctimas de la represión hallaran los restos de sus deudos o, al menos, tuvieran la certeza de qué había sido de ellos. El compromiso logrado fue que los institutos armados colaborarían en la recopilación de datos para el fin propuesto. En esa ocasión, Vial se negó a firmar ese compromiso, ya que no tuvo eco su propuesta de penalizar a quien tuviera información y no la entregara, u ofrecer pago por ella.

En el Consejo de Defensa del Estado

Como abogado, Gonzalo Vial desempeñó activamente su profesión, primero con Ricardo Rivadeneira y Eduardo Vial, y luego en el estudio "Vial y Pérez", sin perjuicio de sus múltiples otras actividades. Durante varios años y hasta cumplir con la edad de jubilación, actuó como Consejero del Consejo de Defensa del Estado, participando en una etapa de reestructuración que vivió el organismo en 1993. Ello le permitió escribir y publicar más tarde una completa visión histórica del Consejo.

La profunda huella

de la Fundación Barnechea

En el ámbito de la educación, además de su gestión en el ministerio, Vial dejó una huella profunda con la Fundación Educacional Barnechea, creada junto a su esposa, también educadora, en octubre de 1987, con el propósito de entregar a niños de sectores de escasos recursos una posibilidad real de educación de calidad y desarrollo personal. La Fundación sostiene los Colegios San Rafael de niños y niñas, y también la Escuela Técnica Francisco Antonio Encina. La escuela técnica fue fundada en 1990, con el propósito de brindar una opción profesional a los niños y niñas de los Colegios San Rafael, quienes hasta ese momento sólo podían continuar con una educación media Científico-Humanista.

Pero la Fundación se planteó un desafío más general, cual fue formar, al término de la educación media, a jóvenes capaces de superar las barreras que les puso su contexto, de vencer el círculo vicioso de la pobreza y que, al mismo tiempo, conserven una relación positiva y colaboradora con sus familias y su entorno social, propósito que ha cumplido con excelencia, como se revela en las pruebas Simce y en numerosos colegios de regiones que, asesorados por la Fundación, han mejorado notablemente sus rendimientos. Los egresados de la Fundación que hoy son profesionales universitarios y técnicos constituyen legión.

Respecto a la educación, especialmente en su columna de La Segunda y en charlas y conferencias, Vial sostuvo que para poder mejorar su calidad, se debía gastar el doble, además, por cierto, de las reformas profundas en la gestión y en la evaluación y formación de los profesores. "No se puede ser tan voluntarista en esto, no se puede exigir resultados si no se cuenta con el mínimo para funcionar, las exigencias son inconducentes y vendrán nuevas frustraciones". También señaló que con una subvención tan baja como la que tiene el sector público es imposible poder dar una educación de calidad.

La Historia General de Chile

A Gonzalo Vial se le reconoce como uno de los más prolíficos historiadores chilenos de este tiempo. Su obra principal es "Historia de Chile" (1891-1973), la que tiene seis volúmenes publicados: Dos iniciales versan sobre una gran panorámica de "La sociedad chilena en el cambio de siglo (1891-1920)", y la ruptura de los consensos en ella, y los restantes son "Triunfo y decadencia de la oligarquía (1891-1920)"; "Arturo Alessandri y los golpes militares (1920-1925)"; "La dictadura de Ibáñez (1925-1931)"; "De la república socialista al frente popular (1931-1938)". Al momento de su fallecimiento, deja un volumen cuya fecha de publicación estaba prevista para esta navidad y numerosos otros estudios publicados en La Segunda y en revistas especializadas sobre desarrollos históricos posteriores a 1970.

"Cuando comencé mi proyecto de la historia general -dijo en una oportunidad-, no había prácticamente nada sobre el siglo XX. Uno de mis propósitos era instar a que se estudiara, se investigara y se historiara. Nuestra historia se había parado en Encina, al margen de que alguna gente hubiese escrito monografías aisladas e individuales interesantes".

Academia de la Historia

Por la calidad de sus trabajos históricos iniciales, entre los cuales se contó "Decadencia y ruina de los aztecas", "Teoría y práctica de la igualdad en Indias" y la "Nueva Bibliografía sobre las causas de la independencia de Chile", fue elegido tempranamente Miembro de Número de la Academia Chilena de la Historia del Instituto de Chile. En años posteriores, y además de las obras ya citadas y su Historia General, daría a luz estudios sobre "El senado de Chile", "Balmaceda y la guerra civil" (en colaboración), "La Sudamericana de Vapores", y "Jaime Eyzaguirre y su época".

Patricia Arancibia le consultó para revista Capital sobre la ventaja de ser historiador a la hora de escribir de actualidad, y Vial contestó: "Son cosas distintas y necesarias, pero cada una tiene su espacio. Los periodistas y los historiadores buscan la verdad, e intentan retratar la realidad tal como ha sucedido. Pero la verdad que conoce el periodista es una verdad a medias, que está condicionada por la urgencia, la rapidez. No puede tener acceso a todos los antecedentes, por lo que habla en forma provisoria. En cambio, como historiador, uno trata de encontrar verdades más definitivas y, para ello, investiga y contextualiza con más detención y cuidado", señaló.

Personajes biografiados

Preguntado una vez por qué escribió sobre Allende, en las antípodas de su pensamiento político, contestó: "Yo le tengo cariño a Allende. Me parece un personaje que cometió grandes errores y probablemente algunos que nos llevaron a la catástrofe. Pero él fue un hombre que quería hacerle bien a Chile. Lo mismo digo de Pinochet. Fueron personas que tuvieron responsabilidades gigantescas y que tuvieron aciertos y errores como cualquiera de nosotros. La diferencia está en que si nosotros nos equivocamos, el problema queda circunscrito a nuestra casa, pero si ellos lo hacen, es todo el país el que sufre las consecuencias. Ahora, el caso de Arturo Prat está en otra esfera, en otro nivel. La esencia de su vida fue el cumplimiento del deber. Él no tenía ambiciones ni de honores ni de gloria, sólo cumplir con su deber. Eso es lo admirable de su persona".

Gonzalo Vial

falleció ayer en la mañana, como resultado de un cáncer que lo afectó en los últimos meses de su vida, sin agobiarlo ni cambiar su ánimo. En la tarde de ayer, su familia, amigos y discípulos lo despidieron con una misa en la Parroquia Santa Rosa de Lo Barnechea (Raúl Labbé 13799) donde hoy a las 10:30 se oficiará la misa de despedida y luego se realizarán sus funerales en el Cementerio Católico.

"A título personal, me apena la partida de un hombre de mi generación que, enfrentado a situaciones difíciles, se destacó como un esforzado luchador contra la intransigencia y la arbitrariedad.

Como Presidente de la Academia de la Historia, expreso el pesar de nuestra institución, que lo contaba entre sus miembros más antiguos y más prestigiosos. Nos consuela pensar que, en las obras que publicó, los estudiosos podrán encontrar un valioso material para conocer e interpretar el pasado de Chile".

José Miguel Barros

Presidente de la Academia Chilena de la Historia


Cartas
Sábado 31 de Octubre de 2009
Gonzalo Vial I


Señor Director:

Estas son las palabras que jamás hubiese querido escribir, pero es justo y necesario honrar al amigo que deja este mundo. Y un hombre de cualidades superiores. Por su culta inteligencia; sus esfuerzos por educar de modo ejemplar a niños pobres gratuita y silenciosamente, con una educación de auténtica calidad; por ser una persona que dio reiteradas muestras de servicio público y amor patrio.

Tuve la satisfacción de estar cerca de él por más de dos décadas. Me pareció siempre un verdadero señor, a quien le profesé admiración, cariño y lealtad. Amén de la docencia que ejerció, muchos pudieron apreciar su sabiduría para enseñar de manera sencilla, en conversaciones, sin que se notara y menos demostrando superioridad. Creo que esta percepción debe ser compartida por quienes tuvieron la fortuna de conocerlo bien y esa experiencia hará que viva permanentemente entre nosotros.

Quiero destacar especialmente, además, que nos deja un historiador como hay muy pocos, capaces de elaborar grandes relatos, que incluyen los diversos aspectos de la realidad humana y social, con culta, clara y agradable narración y, más importante aún, que ofrecen una explicación de los grandes procesos históricos. A Gonzalo Vial Correa habrá que agradecerle que nos haya dejado su interpretación completa de la historia de Chile, que pronto se conocerá.

Por esta importante contribución al país, no recibió los honores en vida. En fin... Con todo, su nombre figurará en la galería de los grandes historiadores chilenos.

ÁLVARO GÓNGORA E.
Director
Escuela de Historia U. Finis Terrae

Pedro Banoviez Cominetti:
Suscribiendome a las palabras de Alvaro Gongora y demás personas, quiero destacar que en la obra de Gonzalo Vial Correa resalta permanentemente un criterio nacional para ver la historia de nuestro país: no es ni un enfoque extranjerizante ni un enfoque que resalta lo que nos divide, sino que lee aquello que nos une incluso en las divergencias producidas, ...y sin pelos en la lengua.

Cartas
Sábado 31 de Octubre de 2009
Gonzalo Vial II


Señor Director:

Quisiera rendir un breve pero sentido homenaje a don Gonzalo Vial Correa por sus servicios prestados a la patria como ministro, académico y miembro del Consejo de Defensa del Estado, pero especialmente por sus comentarios semanales de los temas de actualidad en nuestro país.

Dio uno de los testimonios más difíciles de sostener en Chile: el del "sentido común" de un "cristiano coherente" con los principios que profesa. ¡Cuánta sabiduría y genialidad en sus intervenciones!

Solo cabe pedir a Dios, además del justo descanso para su alma, que se compadezca de nosotros y suscite a alguien que pueda tomar su lugar.

MARCO ANTONIO NAVARRO GALAZ
Profesor de Filosofía del Derecho
Pontificia Universidad Católica de Chile

domingo, 11 de octubre de 2009