martes, 25 de agosto de 2009

EL RESCATE DEL CAMINO DEL INCA. Y LA FRONTERA MERIDIONAL DEL IMPERIO INCASICO.


El Mercurio, 8-8-2009.
COLOMBIA, ECUADOR, PERÚ, BOLIVIA, ARGENTINA Y CHILE ESTAN MANCOMUNANDO ESFUERZOS EN ORDEN A RESTAURAR TODAS LAS PARTES QUE SE PUEDA DEL ANTIGUO CAMINO DEL INCA, QUE VERTEBRABA EL IMPERIO INCÁSICO.

SE PUEDE ESTABLECER QUE LA FRONTERA SUR DEL TAHUANTINSUYO ESTABA AFIRMADA POR LOS PUCARÁS DE CHADA (ACTUAL COMUNA DE PAINE) Y DEL CERRO DE LA COMPAÑIA (ACTUAL COMUNA DE GRANEROS), VALE DECIR LOS DOS VALLES QUE ESTABAN -RESPECTIVAMENTE- AL NORTE Y AL SUR DE LA ANGOSTURA DE PAINE.


Fuente: Extracto de
LOGROS Y FRACASOS EN LA ETAPA DE RECUPERACIÓN DE UN PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO E HISTÓRICO VULNERADO: EL CASO DE LA FORTALEZA CERRO GRANDE DE LA COMPAÑÍA

María Teresa Planella*, Blanca Tagle**, Rubén Stehberg** y Hans Niemeyer*

Publicado en Chungará (Arica)
versión On-line ISSN 0717-7356
Chungará (Arica) v.36 supl.espect2 Arica sep. 2004
doi: 10.4067/S0717-73562004000400050
Volumen Especial, 2004. Páginas 1159-1174
Chungara, Revista de Antropología Chilena

Documento íntegro en:
http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0717-73562004000400050&script=sci_arttext


La información proporcionada por los fechados TL reafirma una ocupación preincaica en la planicie estudiada, con fechas incluso anteriores a las obtenidas en el proyecto Fondecyt 90/316. En esa oportunidad, además de las ya señaladas, se obtuvieron otras dos fechas sugerentes (1.310±75 a.p. (UCTL 287) y 1.440±60 a.p. (UCTL 286) en un sector caracterizado por la existencia de un alineamiento paralelo de pequeñas estructuras circulares de piedras semicanteadas, conformando un sistema de depósitos instalados en un lomo expuesto del cerro que antecede a la cumbre, y donde 20 fragmentos de cerámica también presentaron el rasgo de escobillado muy pronunciado que señaláramos anteriormente. De uno de estos se obtuvo la segunda fecha indicada, en tanto que la primera corresponde a un fragmento -entre un total de 39 similares- que presenta engobe blanco aplicado sobre superficie de tonalidad pardo-anaranjada. Todos estos antecedentes, incluso considerando los sesgos que puedan tener las dataciones, plantean una significativa interrogante y la necesidad de abordar en profundidad todo aquello que dice relación con los naturales que habitaron el área al sur de Angostura, antes de la llegada de contingentes adscritos al Inca, la que ha sido registrada en Cerro de La Compañía en 1.430±60 a.p. (UCTL 297); 1.480±60 a.p. (UCTL 231) y 1.530±45 a.p. (UCTL 229).

En efecto, existe un período de tiempo entre el 1.000 y el 1.300 d.C. del que no se tiene conocimiento suficiente respecto de la población indígena de esta área, pese al número de investigaciones realizadas en el ámbito de influencia del río Cachapoal. Sin embargo, en el sector septentrional de Angostura de Paine, escasos 30 kilómetros más al norte de Cerro La Compañía, en la localidad de Chada, existe información fehaciente sobre asentamientos de naturales en dicho lapsus temporal. Las fechas obtenidas en uno de ellos, de población local Aconcagua, son bastante tempranas registrándose desde el 1.030 y 1.140 d.C. (Planella y Stehberg 1997), fechas que estarían concordando, o al menos planteando, un engranaje temporal con las recientemente obtenidas en relación al muro 3 de Cerro de La Compañía.


Es decir, contemporáneamente ambos lados de Angostura presentaban ocupaciones inmediatamente posteriores al 1.000 d.C., pero en situaciones coyunturales que pueden considerarse funcio-nalmente distintas. En ruinas de Chada, antes de la expansión diaguita-inca, existía un asentamiento Aconcagua de importantes proporciones ocupando un sector del valle; en Cerro La Compañía, la ocupación sin los rasgos cerámicos comúnmente distintivos del Aconcagua, se establecía en altura, protegida quizás (ya que no es concluyente) por los muros de que se ha hecho mención. ¿Qué población y qué circunstancias interactuaron en la ocurrencia de esta situación en tiempos preincaicos? ¿Qué soportes culturales se pueden manejar cuando la cerámica pre-Inca de este sitio no se asemeja con la del período Temprano de la región, pese a que éste se registra hasta alrededor del 1.000 d.C. en localidades cercanas al emplazamiento de la fortaleza? (Planella et al. 1995 y 1997). Sólo un fragmento café bruñido, con un espesor de 4,5 mm y desgrasante fino, se aproximaría a exponentes de dicho contexto alfarero.

Las investigaciones realizadas certifican que la estructura 15, de planta circular con poste central, distinta a las construcciones incaicas, se mantenía construida y probablemente en uso al llegar el contingente adscrito al Inca; pero no se tiene noticia de qué motivó su construcción original en este sector del cerro.

No se presenta el mismo problema de interpretación al analizar el período posterior a ca. 1.440, cuando en ambos sitios se aprecia con claridad la incursión de elementos Diaguita-Inca, que dejan sus evidencias en sectores determinados, marcando una jerarquía en el modo de ocupación del espacio. En Ruinas de Chada éstos se constatan, en la cima de una cerrillada con escasa altura desde donde se domina tanto el valle como los dos asentamientos Aconcagua existentes, y la ruta que viene desde el río Maipo, con instalaciones de muros perimetrales de piedra que presentan un juego de almenas en una composición de situaciones opuestas (Planella y Stehberg 1997; Stehberg, Planella y Niemeyer 1998). Y en el asentamiento al pie de estas ruinas los fragmentos con decoración Diaguita sólo se presentan en el sector norte del mismo. A su vez, en el pucara de La Compañía, hito de expansión al valle del río Cachapoal, las instalaciones con Patrón Inca Provincial destacan en la cumbre del monumental sitio, emplazadas y distribuidas espacialmente en una "plaza intramuros", que domina la visual sobre el valle, sus accesos y rutas, articula la organización de las distintas estructuras defensivas y de almacenaje distribuidas en el ámbito de la fortaleza, y define una posición asimétrica en relación al plano en que se emplazan las estructuras E 15 y asociadas, con evidencias dejadas por grupos de población local.


No sería discordante proponer una relación entre esta última población y la Aconcagua, asentada en Chada y otros lugares del valle central al sur del Maipo, en tiempos previos a estos eventos, y luego durante el proceso expansivo Inca. Para lo primero, siguiendo las señales dadas por los fechados, y debido al escaso aporte diagnóstico que entrega la cerámica analizada, sólo es posible, o proponer situaciones de contacto -sin determinar de qué naturaleza- entre poblaciones de ambos lados de la Angostura, o plantear la existencia de conflictos, o segmentaciones, entre ambas facciones territoriales. Para el segundo supuesto, la resistencia ofrecida por los llamados "promaucaes" a los Incas, descrita en crónicas del Perú y de Chile y analizada por varios autores (Silva 1986; León 1989; Téllez 1990; Planella y Stehberg 1994) atrae la atención al enfrentar nuestras investigaciones a la búsqueda de respuestas que clarifiquen situaciones como la planteada en relación a Cerro Grande de La Compañía. Si las poblaciones originarias de la región activaron mecanismos de defensa ante circunstancias especiales, como pudo ser la noticia o advertencia de la llegada del Inca a la zona central, luego de irrumpir en territorios Diaguitas, no sería aventurado aceptar que de algún modo buscaron refugio o protección en sitios adecuados y seleccionados para ello. Cerros estratégicamente ubicados no sólo en función de la vigilancia sobre el espacio colindante y senderos del sector, sino también protegidos por ciénagas que dificultaban la aproximación de intrusos, y el factor altura, debieron ser enclaves funcionales al respecto. Pero ¿eran suficientemente efectivas sólo estas condiciones naturales o debieron construir también muros defensivos? Las fechas preincaicas obtenidas de cerámica encontrada en sectores acondicionados, y directamente asociados al muro 3, son bastante anteriores a dicho evento, y a su vez las notorias acumulaciones de proyectiles en sus entornos pueden hablar de que es posible que hayan existido situaciones tales, que requirieron la búsqueda de refugio en el lugar en circunstancias previas no directamente relacionadas con la expansión Inca hacia estos territorios; pero sea cual fueren estas circunstancias, los escasos datos de que se dispone no permiten concluir al respecto. La interrupción de las investigaciones en este sitio arqueológico impidió continuar con los análisis programados directamente en relación al muro 3, como lo es el estudio de las argamasas utilizadas -para su comparación con las anteriormente analizadas de otros muros- y afectó la posibilidad de efectuar dataciones en el material orgánico incluido en ellas.


Luego de los resultados de los estudios realizados en Chada y aquellos en Cerro La Compañía, es posible estimar que debió haber una relación entre las poblaciones representadas en ambos sitios aunque, como se ha señalado, en La Compañía -y asimismo en toda el área al sur de Angostura- no es en absoluto clara la presencia de la cultura Aconcagua establecida previamente a la llegada del Inca. En cuanto a la arquitectura, pese a sustanciales diferencias en relación al carácter de ambas instalaciones, la existencia de almenas en las ruinas de Chada (muros 1 y 2) y en La Compañía (muro 2) y el doble muro con relleno de argamasa de barro señalarían un nexo en el patrón de construcción de ambos sitios. De este modo, la coexistencia de Aconcagua en su fase final, con diaguita- incaico en ruinas de Chada, es sugerente de un posible avance del Tawantinsuyo hacia el "valle de Rencagua" utilizando complementariamente un contingente seleccionado de entre esta población. A diferencia de Chada, en La Compañía hay numerosas collcas, lo que se estimó en otros estudios pudo deberse a la necesidad de mantener suficiente aprovisionamiento ante un medio hostil y/o de asedio, y que el valle de Chada posiblemente proveía, según los análisis arqueobotánicos efectuados en ambos sitios, de productos agrícolas a dicha fortaleza, lugar donde éstos eran procesados y almacenados (Planella y Stehberg 1997). En este contexto, también se ha sugerido que las construcciones de Cerro de La Compañía pudieron haberse efectuado primero, como instalaciones de avanzada hacia territorios al sur de Angostura, para ser luego apoyadas y sustentadas por las de Chada.


En el estado actual de los estudios sobre el período de contacto con lo Diaguita-Inca, definitivamente no se puede analizar uno de estos sitios sin considerar el otro; para la situación anterior a estos eventos, de naturaleza expansiva en el valle del Cachapoal, aún se deben realizar más investigaciones.



domingo, 23 de agosto de 2009